miércoles, 19 de junio de 2013

Plaza de Cibeles (2)


El lugar que hoy ocupa la plaza de Cibeles formaba parte de un eje arbolado longitudinal que, en el Renacimiento, separaba el casco urbano madrileño de diferentes conjuntos monacales y palaciegos. 



Constaba de tres tramos principales, conocidos como el Prado de los Recoletos Agustinos (actual paseo de Recoletos), el Prado de los Jerónimos (que se corresponde con el paseo del Prado) y el Prado de Atocha (desaparecido). 



La primera reforma de importancia de este eje se llevó a cabo a instancias de Felipe II, en el año 1570. 



En el siglo XVIII, durante el reinado de Carlos III, se emprendió una nueva remodelación. 



El proyecto, que recibió el nombre de Salón del Prado, fue ejecutado por los arquitectos Ventura Rodríguez y José de Hermosilla. 



Consistía en crear una gran zona ornamental de jardines y fuentes al este de Madrid, flanqueada en sus lados por diferentes recintos dedicados a la divulgación científica y cultural. 



Fruto de esta iniciativa urbanística, fue la instalación en 1782 de la fuente de Cibeles junto al Palacio de Buenavista, en el paseo de Recoletos, mirando hacia la vecina fuente de Neptuno. 



En 1895, se tomó la decisión de trasladar este conjunto escultórico a la intersección del citado paseo con la calle de Alcalá, su actual ubicación. 



La confluencia de ambas vías fue aprovechada para crear alrededor de la fuente una rotonda de distribución del tráfico de carruajes, que dio origen a la plaza. 



Cuatro años antes del traslado de la fuente había abierto oficialmente sus puertas el Banco de España, con lo que los ángulos occidentales de la plaza quedaron cerrados (esta construcción se encuentra en la esquina suroeste, enfrentada al Palacio de Buenavista, en la noroeste).




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