martes, 27 de noviembre de 2018

Auditorio Nacional de Música



El Auditorio Nacional de Música es una sala de conciertos situada en Príncipe de Vergara, 146 Madrid, dedicada preferentemente a conciertos de música clásica.  Es un organismo dependiente del Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música (Ministerio de Cultura). Obra del arquitecto José María García de Paredes, fue inaugurado el 21 de octubre de 1988 y su construcción fue programada dentro del Plan Nacional de Auditorios, destinado a dotar al país de una adecuada infraestructura musical.

Es sede de la Orquesta Nacional de España, del Coro Nacional de España y de la Joven Orquesta Nacional de España.

El Auditorio tiene una activa y continuada programación. Posee dos salas de conciertos, sinfónica y de cámara, con una capacidad de 2324 y 692 localidades, respectivamente, que permiten celebrar hasta cuatro conciertos diarios, en sesiones de tarde y noche. Además, dispone de una sala general del coro que es una tercera sala alternativa, con capacidad para 208 espectadores. Tiene también un salón de actos, sala de cuerdas para los ensayos, catorce salas individuales para la preparación de los solistas, una cabina de grabación, sala de prensa, dos cafeterías y una tienda de regalos.

La sala sinfónica presenta un órgano de 5700 tubos del especialista Gertiard Grenzing.​ Por otra parte, las áreas destinadas al Coro pueden ser fácilmente ocupadas por el público cuando se ejecuten obras puramente sinfónicas, aumentándose entonces el aforo de la Sala por encima de las 2400 localidades.

El escenario del Auditorio principal se ha proyectado con una superficie de 285 m2, capaz para una orquesta sinfónica completa y un coro de 130 voces y puede ser fraccionado en podiums complementarios para poder adaptar la escena a las diferentes posibilidades de uso.

En la Sala de Cámara, el escenario se prevé totalmente horizontal, con una superficie de 100 m2 capaz, incluso, para la ejecución de sinfonías de Haydn o de Mozart.



jueves, 22 de noviembre de 2018

Cava de San Miguel



La Cava de San Miguel es una breve y antigua vía urbana del Madrid de los Austrias en el barrio de Palacio. Sale de la Calle Mayor y dejando a un costado la Plaza Mayor desciende hasta la calle de Cuchilleros. 

Concentra parte del tipismo más tópico de la zona del arco de Cuchilleros, con establecimientos como Las Cuevas de Luis Candelas o el Mesón del Verdugo, instalados en los sótanos de los muros de contención de la plaza y la primitiva red de subterráneos medievales.

En el plano del cartógrafo portugués Pedro Teixeira aparece rotulada como Calle de la Cava de San Miguel, y en el posterior de Espinosa simplemente como Cava de San Miguel. Antes, en el periodo medieval pasaba por ella el foso defensivo de la muralla que bajaba desde la Puerta de Guadalajara, hasta que al rellenarse la cava o mina, en 1567,​ se le dio a la nueva vía el nombre del arcángel por la vecina iglesia dedicada a San Miguel de los Octoes y derribada por José Bonaparte. 

 Tanto Pedro de Répide como Hilario Peñasco y Carlos Cambronero, mucho antes de conocerse las realidades arqueológicas sobre la zona, comentaban que la mina de esta cava comunicaba con la Cava Baja, viniendo desde la referida puerta de Guadalajara.

No podían faltar referencias en la obra de Galdós, con especial protagonismo en su obra maestra, Fortunata y Jacinta, como este episodio nocturno del personaje Plácido Estupiñá:

Al llegar a la esquina de la Cava de San Miguel, vio al sereno; mejor dicho, lo que vio fue el farol del sereno, que andaba hacia la rinconada de la calle de Cuchilleros. Creyó que era el Viático, y arrodillándose y descubriéndose, según tenía por costumbre, rezó una corta oración y dijo: «¡que Dios le dé lo que mejor le convenga!». Las carcajadas de sus soeces burladores, que le habían seguido, le volvieron a su acuerdo, y conocido el error, se metió a escape en su casa, que a dos pasos estaba. Durmió, y al día siguiente como si tal cosa. Pero sentía un remordimiento vivísimo que por algún tiempo le hacía suspirar y quedarse meditabundo. Nada afligía tanto su honrado corazón como la idea de que Barbarita se enterara de aquel chasco del Viático. Afortunadamente, o no lo supo, o si lo supo no se dio nunca por entendida.

Benito Pérez Galdós en Fortunata y Jacinta. Parte primera, capítulo II.2





lunes, 19 de noviembre de 2018

San Silvestre Vallecana



La San Silvestre Vallecana es una carrera de 10 km de distancia que se celebra en Madrid cada 31 de diciembre, día de San Silvestre. En la actualidad hay dos ediciones, la San Silvestre Popular (con participación abierta para cualquier persona mayor de 16 años), y la San Silvestre Internacional (para un máximo de 500 atletas con una marca inferior a 38' en hombres y 45' en mujeres).

Es la carrera de San Silvestre más multitudinaria de España. En 2011 alcanzó los 39.000 participantes, superando incluso el número de corredores de la prueba de São Paulo.

La primera carrera se disputó en 1964 siendo sólo para corredores profesionales. Fue ideada por Antonio Sabugueiro y un grupo de amigos (con el nombre de Gran Premio de Vallecas),ideada en el bar Bella Luz, a imagen y semejanza de la que se corría en la brasileña ciudad de São Paulo, el día de Nochevieja, antes de las famosas uvas. La carrera popular nació pocos años después a sugerencia del periodista Pepe Domingo Castaño de la Cadena Ser. En la primera edición, tomaron la salida 57 corredores. Fue a raíz de la segunda edición cuando el periodista deportivo del diario Marca José Luis Gilabert denominó a la prueba en la portada del periódico "San Silvestre Vallecana" cuando se empezó a utilizar este nombre. En las primeras ediciones la competición era exclusivamente masculina, aunque era normal la participación de personajes públicos de sexo femenino como madrinas de la prueba, entre otras Bárbara Rey, Rocío Durcal o Rocío Jurado. En 1981 se añade la categoría femenina.

Antes del 2006: la prueba discurría por el centro de Madrid, saliendo de la calle Serrano, pasando por la Plaza de la Independencia, Alfonso XII, Paseo del Prado, Plaza de Cibeles, Glorieta del Emperador Carlos V (Atocha), Avenida Ciudad de Barcelona, Avenida de la Albufera,Avenida de Monteigueldo, San Diego y terminaba en el estadio de Vallecas (estadio del Rayo Vallecano) la prueba internacional, y en la calle Payaso Fofó la popular.

En el año 2006 ambas ediciones variaron el recorrido. La popular comienza primero, entre las 17:30 y las 18:00 en Concha Espina (Plaza Sagrados Corazones) y discurre por Serrano, Plaza de la Independencia, Alcalá, Cibeles, Paseo del Prado, Plaza Emperador Carlos V, Ciudad de Barcelona, Avenida de la Albufera, Sierra de Cadí, Carlos Martín Álvarez y Martínez de la Riva para finalizar en Candilejas (esquina c/ Tiempos Modernos) . El recorrido de la Prueba Internacional (20:00 horas) es similar al de la prueba popular hasta la Avenida de la Albufera, momento en el que se desvía por Monte Igueldo, Martínez de la Riva, Carlos Martín Álvarez y Arroyo del Olivar para finalizar, como siempre, en el Estadio de Vallecas.



viernes, 16 de noviembre de 2018

Museo Arte Público de Madrid



El Museo Arte Público de Madrid, antes llamado Museo de Escultura al Aire Libre de la Castellana, que alberga diecisiete esculturas abstractas de autores españoles, se encuentra ubicado en Madrid (España), bajo el puente Enrique de la Mata Gorostizaga, que une la calle de Juan Bravo con la de Eduardo Dato sobre el paseo de la Castellana, entre los distritos madrileños de Chamberí y Salamanca.

Fue ideado por el artista Eusebio Sempere, quien se encargó también del diseño de las barandillas del paso elevado. Las obras se distribuyen bajo el tablero del puente, destacando entre ellas la espléndida La sirena varada de Eduardo Chillida, que cuelga de la estructura del puente y en el otro lado del Paseo de la Castellana las monumentales Unidades-Yunta de Pablo Serrano.

La inauguración del puente en 1970 inspiró al artista Eusebio Sempere la creación del espacio como forma de acercar el arte moderno al ciudadano de a pie, aprobándose su realización en el verano del año siguiente. El proyecto fue realizado en compañía de José Antonio Fernández Ordóñez y Julio Martínez Calzón, dos de los ingenieros encargados de la construcción del puente junto con Alberto Corral López Dóriga.

Las obras fueron donadas por los artistas o sus herederos, muchos de ellos amigos del propio Sempere. Muchas de las esculturas fueron creadas especialmente para el recinto, haciéndose cargo el ayuntamiento de los gastos de materiales e instalación.

La inauguración oficial del museo tuvo lugar el 9 de febrero de 1979, aunque estaba abierto al público desde 1972. Este desfase se debió al problema que supuso la instalación de la escultura de Chillida, ideada expresamente para ser colgada de los pilares del puente mediante gruesos cables de acero. Los ingenieros dictaminaron que ello no suponía ningún problema, pero el entonces alcalde de Madrid, Carlos Arias Navarro, se negó aduciendo razones de seguridad, ya que la escultura pesa 6.150 kilos. Por ello, en abril de 1973, se retiró de su emplazamiento, con lo que se transformó en un símbolo de lucha a favor de la democracia. Finalmente, en 1978, el alcalde José Luis Álvarez autorizó su colocación, hecho que se llevó a cabo el 2 de septiembre.

El museo ocupa 4.200 m2, la mayoría de los cuales se en
cuentran bajo el tablero del puente, existiendo a los lados unas zonas ajardinadas. Justo bajo el comienzo del puente, a la altura de la calle Serrano, hay una cascada y después el recinto desciende en tres sucesivas terrazas, enlosadas en granito y unidas entre sí mediante escaleras, hasta alcanzar el nivel del paseo de la Castellana.

La cascada, que termina en un estanque rodeado por unos pequeños bancos y en cuyo centro se halla una escultura de Martín Chirino, fue diseñada también por Sempere utilizando diversos módulos de hormigón blanco. Sobre ella hay un pequeño paso para peatones con barandillas iguales a las del resto del puente. En esta zona se ubicó antiguamente la calle Martínez de la Rosa, llamada «de la Ese» por el recorrido que seguía entre Serrano y la Castellana.

En la zona inferior se encuentra la escultura de Chillida. Este lugar iba ser originariamente ocupado por una fuente obra de François Baschet. Otra escultura que no llegó a colocarse fue una de la escultora Alicia Penalba, al otro lado de la Castellana, donde actualmente sólo se encuentra una obra de Pablo Serrano.

En el museo se hallan expuestas obras de miembros de la generación de los cincuenta y también de artistas pertenecientes a las vanguardias históricas, como Miró, Alberto y Julio González, aunque no se pudo conseguir, como estaba previsto, la Cabeza de Apollinaire, de Picasso, debido al delicado estado de salud de su viuda Jacqueline, con quien se negoció la donación.



martes, 13 de noviembre de 2018

Teatro Marquina



El teatro Marquina es una sala de teatro situada en el barrio de Justicia en el distrito Centro en Madrid, España. Se levanta sobre un solar que el dramaturgo Eduardo Marquina legó al Montepío de Autores, de ahí que se diera su nombre al mismo. Tiene capacidad para 500 espectadores.

Fue inaugurado el 21 de diciembre de 1962 con la obra Operación Embajada de Joaquín Calvo Sotelo. En el año 1982 cerró sus puertas, aunque volvió a abrir dos años más tarde. En 1996 el empresario Alejandro Colubi derribó el teatro Marquina, para levantarlo nuevamente con más adelantos. El 17 de marzo de 1998 se reinauguró con Núria Espert protagonizando Master Class.

Entre los títulos estrenados en el teatro Marquina están La tercera palabra (1964), Descalzos por el parque (1965), El baño de las ninfas (1966), La casa de las chivas (1969), La noche de los cien pájaros (1972), Panorama desde el puente (1980), Aspirina para dos (1980), Revistas del corazón (1985), Leyendas (1988), La loba (1993), Arte (1999) y El método Gronholm (2004)

El 21 de diciembre de 1962 se inaugura el Teatro Marquina con la obra Operación Embajada de Joaquín Calvo Sotelo. En el año 1982 cierra sus puertas, aunque vuelve a abrir dos años más tarde. En 1996 el empresario Alejandro Colubi derribó el teatro Marquina, en la calle Prim, 11, para levantarlo nuevamente con más adelantos. El de 17 de marzo de 1998 se reinaugura con Nuria Espert protagonizando Master Class.

El teatro se levanta sobre un solar que el dramaturgo Eduardo Marquina legó al Montepío de Autores, de ahí que se diera su nombre al mismo. Tiene capacidad para 500 espectadores. Entre los títulos estrenados en el teatro Marquina están “La tercera palabra” (1964), “Descalzos por el parque” (1965), “La casa de las chivas” (1969), “Panorama desde el puente” (1980), “Leyendas” (1988), “La loba”(1993), “Arte”(1999) y El método Gronholm (2004)





viernes, 9 de noviembre de 2018

Corona de la Almudena



No se puede decir que la Corona de la Almudena sea el único postre típico de Madrid. Hay otros, pero quizá éste sea ya el más característico debido a su nombre y la fecha en que se produce.

Según se va acercando cada año el 9 de noviembre, festividad de la Almudena, patrona de Madrid, las pastelerías adornan sus escaparates con este dulce local. Aunque no es de los más antiguos, va teniendo ya su historia.

Historia o no, la receta ha sido ampliamente aceptada en la capital. Se calcula que cada año se venden unas 300.000 unidades de esta corona en los establecimientos madrileños.

A primera vista cualquiera diría que la Corona de la Almudena es casi como un roscón de Reyes. La forma de rosca y la opción de rellenar con nata, crema o trufa los emparientan.

Pero existen grandes diferencias. Para empezar, se trata de un dulce que sólo se hace en Madrid. Además, no lleva sorpresa en su interior, por lo que paga el que quiera.

La decoración superior, la verdad, se parece a la del roscón, con azúcar, frutas escarchadas o, quizá para variar, alguna crema. Aunque, como se puede ver en los escaparates, hay de todo. Es frecuente también adornarla con la figurilla de una Virgen de la Almudena.

Y otra gran diferencia. El roscón de Reyes lleva en su masa agua de azahar que le da un sabor característico. Por su parte, la Corona de la Almudena lleva zumo de naranja, al menos en la original, y su gusto depende más de la masa, parecida a la del suizo, y el relleno.

La primera Corona de la Almudena

La historia de la Corona no es centenaria, como otros dulces madrileños. Fue en 1978 cuando el gremio de pasteleros decidió crear un nuevo dulce en honor a la Virgen de la Almudena, que también es patrona de este colectivo.

En Madrid ya había otros dulces muy de aquí. Torrijas, buñuelos, huesos de santo, rosquillas de San Isidro, leche frita, panecillos de San Antón… Pero ninguno estaba dedicado a la patrona y, por qué no decirlo, la excusa servía como argumento comercial.

Si se llama Corona es, precisamente, por la corona que lleva la auténtica talla de la Virgen. La podemos ver en la Catedral de la Almudena, en lo alto de su fachada principal. Y también fuera, al final de la calle Mayor, en una hornacina hecha en el muro.

El resultado de esta creación repostera fue un éxito progresivo. En sus primeros años de existencia pocos eran los que conocían este dulce. Sin embargo ahora, cuarenta años después, lo raro es no encontrarlo en los escaparates cuando pasamos por las calles de la ciudad.

Así se hace una Corona de la Almudena

Encontramos la Corona de la Almudena en muchas pastelerías y centros comerciales. Por ejemplo, en La Mallorquina de la Puerta del Sol y en el Horno de San Onofre, en la calle del mismo nombre. O en el local que estos últimos tienen en la calle Mayor 73, llamado La Santiaguesa. También en El Riojano o la Antigua Pastelería del Pozo, por citar algunos establecimientos del centro.

Como todos los dulces, cada artesano tiene su receta y su modo de elaborarla. No sólo cambia de unos pasteleros a otros en la decoración exterior o en el relleno. También puede haber pequeñas diferencias en los ingredientes de la masa y en la forma de hornearla.

Para averiguar cómo se hace la auténtica Corona de la Almudena habría que preguntar al pastelero vallecano Pedro Blanco, uno de sus creadores. Actualmente muchos se aventuran con una receta, como los de la web Recetas Comidas.

Otra receta muy visible en internet, contada paso a paso con claridad, es la de Gallina Blanca. Lo que parece que no falta en ninguna son los huevos, leche, mantequilla, azúcar, harina y alguna esencia de naranja, limón o vainilla. Y, por supuesto, el relleno de nata, crema o trufa.

La corona de la Almudena es un postre típico de Madrid. Este roscón esponjoso tiene un interior repleto de crema pastelera que hace que los más golosos disfruten del placer de un buen postre. La masa de este dulce recuerda un poco al del típico roscón, pero en este caso, lo podremos disfrutar todo el año.

Tradicionalmente la corona de la Almudena no se rellenaba, pero las exigencias de sus amantes han hecho evolucionar este dulce hasta incorporar nata, trufa o la crema más delicada. Toma nota de cómo cocinar una Corona de la Almudena que triunfará en cualquier mesa.

Ingredientes:
150 gr de harina
150 ml de leche
2 gr de levadura fresca de panadero
340 gr de harina de fuerza
2 huevos
40 gr de mantequilla
la ralladura de medio limón
150 gr de azúcar 8 gr de levadura fresca de panadero
1 huevo batido para pintar
Crema pastelera

Cómo preparar una Corona de la Almudena

Esta corona se compone de dos masas, una masa madre que prepararemos con 8 horas de antelación como mínimo.
Conseguir la esponjosidad que caracteriza a este tipo de bizcochos solo es posible con esta técnica.

Ponemos en un bol los 150 gramos de harina de fuerza tamizada.
 Le añadiremos la levadura disuelta con un poco de leche tibia. 
Amasamos bien hasta que esté todo bien mezclado.
Dejaremos que repose esta masa durante toda la noche en un rincón cálido y seco, de esta manera aumentará su tamaño y nos dará esa masa madre suave que necesitamos para este tipo de postres.
Al día siguiente, mezclamos el azúcar con los huevos y la mantequilla hasta tener una especie de crema que haya ganado consistencia y volumen.
Tamizamos los 340 gramos de harina y le añadimos la levadura de panadero disuelta con agua tibia. 
Le incorporamos la mezcla de azúcar con los huevos y mantequilla. Unimos las dos masas y le ponemos la ralladura de limón.
Amasamos a mano o con una amasadora hasta que todos los ingredientes estén bien incorporados. Volveremos a dejar que la masa repose un poco.
Cuando haya crecido lo suficiente, la pondremos en la superficie de trabajo enharinada, le daremos a la masa la forma redonda característica. 
La ponemos en la bandeja de horno y pintamos con el huevo batido.

Hornearemos a 180º durante unos 30 minutos. Cuando esté lista la rosca la sacaremos del horno, dejaremos que se enfríe y mientras preparamos el relleno la crema pastelera, la trufa o la nata, lo que más nos guste.

Abrimos la corona con un cuidado y la rellenamos con la crema pastelera. 
Por encima podemos colocar un poco de azúcar glass para darle un acabado de pastelería.



miércoles, 7 de noviembre de 2018

Farmacia de la Reina Madre



La Botica de la Reina Madre es una antigua farmacia de Madrid, situada en el número 59 de la Mayor. El primitivo negocio se data hacia 1598. Es probable que tomara su nombre de Isabel Farnesio, segunda esposa del rey Felipe V y madre de Carlos III, y de las relaciones y servicios con y para la Real Botica de Palacio.

Algunos estudios asocian su posible origen a la botica que el alquimista veneciano de Felipe II de España tuvo en la calle del Sacramento,​ y al interés del monarca en conseguir algún tipo de plata alquímica para costear sus gastos de guerra. En esa línea pseudo-histórica se da el dato de la inauguración de la botica un 15 de mayo de 1578 (según publicaba sin demasiado fundamento La Correspondencia de España en sus números del 13 y el 15 de octubre de 1874). Legendario parece asimismo el dato de que se hiciera famosa por fabricar la pomada facial relajante usada por la Farnesio, abrumada al parecer «por los disgustos de sus nueras».

Durante el siglo xix se hicieron famosas las tertulias reunidas en el antiguo local, reuniendo a liberales, progresistas y republicanos, entre los que pudo estar Benito Pérez Galdós, que menciona esta botica en sus Episodios nacionales.

Desde el 1 de octubre de 1914, la farmacia ocupa la planta baja del edificio modernista obra de Jesús Carrasco-Muñoz Encina y promovido por el boticario Roberto Moreno (cuya familia se había adueñado del negocio ya en las primeras décadas del siglo xix).​ En 1931 adquirió el negocio José Cid Guerrero cuyos herederos han continuado con el establecimiento farmacéutico. 

Algunos estudiosos anotan el dato curioso de que durante el siglo xix la botica destacara por la venta de aguas minerales embotelladas procedentes de balnearios termales, no necesariamente para beber, sino también para friegas, etc.​ También se vendía agua destilada en botijones, y el colutorio bucal antiséptico llamado «eau de Suez». Mayor seriedad profesional se advierte en la venta de vacunas contra la viruela.

Domina el espacio interior «un mostrador de caoba labrada con adornos de ángeles y una serie de dibujos geométricos», a partir de la decoración diseñada por Antonio Rosselló en 1914. También llaman la atención los dos panales de azulejos obra de Juan Ruiz de Luna, señalando dos años: 1578, el de la fundación, y 1914, «fecha en la que se trasladó la farmacia desde la calle Sacramento hasta la calle Mayor».​ En la primitiva estructura –que se mantiene intacta–,​ destacan los pequeños cajones de madera, «cada uno pertenecía a un cliente en los que se les guardaba su medicación hasta que venían a recogerla».

De la colección de albarelos y botes de farmacia de distintas épocas destacan algunos ejemplares renacentistas. Se conserva asimismo «un frasco con polvo de extracto de momia que se usaba para la gangrena». En el sótano que sirve de almacén estuvo un pequeño museo, del que aún se conservan una caja registradora, primitivas básculas para pesar bebés, además de numerosas recetas de las sustancias de opiáceos o fórmulas magistrales de pomadas e ungüentos.