domingo, 19 de noviembre de 2017

La muralla cristiana en la calle del Almendro



Hay calles en que su forma esconde toda su historia, son las calles que nacieron a partir de los accidentes del terreno, barrancos, antiguos caminos o arrimadas a las murallas. Dos de ellas son la Cava Baja y la calle del Almendro.

Originalmente la manzana 150 comenzaba a numerarse en Puerta Cerrada, seguía por la Cava Baja de San Francisco, hoy Cava Baja, volvía por la calle del Almendro y por la calle del Nuncio llegaba nuevamente a Puerta Cerrada. Desde el siglo XV la muralla construida en el siglo XII sirvió de apoyo a las casas que la fueron conformando, siendo la calle del Almendro la zona intramuros y la Cava Baja el antiguo foso situado extramuros. Se trata de uno de los tramos de la muralla cristiana con vestigios mejor documentados y representados en los planos.

En el primer plano conocido de la Villa de Madrid Antonio Mancelli la representó de forma esquemática pero muy clara, con sus torres, tres de ellas semicirculares.

Unos años después en 1656 Texeira la dibujó en su plano. En los de Espinosa (1769) y de Coello y Madoz (1849) se aprecia cómo la calle del Almendro iba desde la plaza de San Andrés hasta la calle del Nuncio.

Hacia la mitad del siglo XIX, pues así aparece ya reflejada en el plano topográfico de 1866, la calle del Almendro se prolongó hasta la Cava, atravesando la manzana que quedó partida en dos.

Hoy volvemos al solar que visitamos a finales del pasado mes de agosto, solar con entrada por la calle del Almendro nº 3 y la Cava Baja 22. Actualmente, tal como estaba previsto, el espacio está en obras. El Ayuntamiento lo está acondicionando para que los vecinos y visitantes podamos disfrutarlo como ya contamos.

Recordemos que había sido abierto al público después de más de treinta años cerrado y tapiado.

Eliminados el tapiado y enfoscado se ha recuperado el muro original de piedra y ladrillo así como los huecos de las ventanas de la planta baja del edificio que ocupó el solar hasta su demolición ahora protegidas solo por unos barrotes que permiten ver el interior. La bonita puerta de entrada ha sido restaurada.

El lugar por el que discurría la muralla y un torreón, cuyos restos subsisten bajo el nivel del suelo, se han marcado en el pavimento que recrea la forma de su planta; se han dibujado tal como hicieran Mancelli y Texeira hace siglos. Los visitantes del parque ahora podremos ver y comprender el camino que seguía la muralla, límite de Madrid en el siglo XII.

Dichos restos fueron estudiados en 1983. Como ya vimos, durante la excavación aparecieron vestigios de su cimentación y el arranque de uno de los cubos semicirculares, ahora recreado. En altura se conservan restos en la medianería del edificio contiguo, nº 24 de la Cava Baja.

Además fueron encontrados dos silos en los que aparecieron numerosos vestigios de cultura material, ataifores o platos islámicos y otras cerámicas. Estos materiales hallados en su relleno eran todos de cronología islámica (siglos X y XI), así como cinco fondos para encajar grandes tinajas, de la misma época.

También aparecieron restos arquitectónicos superpuestos o adosados a ella, desde el siglo XIV al XIX.

El muro perpendicular a la muralla que llamó nuestra atención este verano ha sido limpiado y luce espléndido con sus cajones de mampostería entre hiladas de ladrillo, típica construcción medieval.

Es muy probable que se trate de restos de edificaciones que, como hemos visto en otros artículos, se fueron adosando a la muralla a partir del siglo XV. En esta zona, entre Puerta Cerrada y Puerta de Moros, las primeras casas extramuros fueron levantadas a partir de 1517.

El edificio contiguo al solar, actual nº 5 de la calle del Almendro, fue estudiado en 2003. Se llevó a cabo la excavación de un sondeo arqueológico y documentación del muro testero del inmueble con motivo del proyecto de su rehabilitación. En este caso no se encontró muralla pero fue hallado un pozo de época islámica.

En el nº 15 existe otro lienzo, de unos 16 metros de largo por 11 de alto, hallado tras el derribo de un edificio en 1967, que hasta ahora nunca había sido restaurado ni objeto de estudio. Su estado, muy deteriorado por antiguas perforaciones y el paso del tiempo, es de ruina.

Actualmente, de la misma forma que el solar de Almendro nº 3, el jardincito cerrado durante años está en obras para ser acondicionado como espacio público y la muralla andamiada para su restauración. Gran noticia.

Por fin, después de años de abandono y desinterés por parte de las autoridades competentes, la muralla medieval comienza a recibir la atención que merece y esperamos continúe.

Algunos de los solares que el Concejo de la Villa fue cediendo a algunos vecinos para construir viviendas desde los comienzos del siglo XVI ahora, convertidos en parques, van a poder ser disfrutados por todos los vecinos del siglo XXI.



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