Un cilindro metálico de mucha altura con una base redondeada se erige en pleno distrito de Moncloa, como si de una torre de vigilancia se tratara. Pero no es precisamente eso. El Faro de Moncloa se construyó en 1992 coincidiendo con el nombramiento de Madrid como Capital Europea de la Cultura.
Con una altura de 110 metros, esta edificación se ha convertido en uno de los edificios emblemáticos de la ciudad. Su alto valor turístico reside sobre todo en sus vistas. Desde esa perspectiva puedes maravillarte con el Palacio Real, la Catedral de la Almudena, el edificio de Telefónica en la Gran Vía, las Cuatro Torres, el Museo de América….en definitiva, una impresionante visión de la capital que no te puedes perder.
¿Estás buscando un piso en Moncloa, pero tienes dudas sobre si es la zona más acertada para vivir? En este espacio podrás encontrar monumentos y enclaves de gran interés. Uno de ellos es el mencionado faro, que describimos en las próximas líneas.
Historia del Faro de Moncloa
El arquitecto Salvador Pérez Arroyo proyectó esta obra en 1990, un diseño de lo más innovador que tiene en su parte superior una zona en forma de media luna, donde antes había un restaurante.
Se sube a la cima a través de un ascensor exterior que tarda apenas 20 segundos en llegar. Una vez allí, sólo queda observar y contemplar la grandeza de nuestra ciudad desde un punto de vista diferente.
Para poder subir tienes que comprar un ticket que se vende en el punto de información turística del faro, situado en la base del mismo. En el Centro de Turismo Plaza Mayor también puedes conseguir las entradas e información acerca de este punto.
Contratiempos del Faro de la Moncloa
Sólo con detenernos un momento podemos apreciar la modernidad de su estructura, y esto en la época en la que se hizo no tuvo una gran acogida precisamente. Más aún cuando al poco de ser inaugurado se cayeron unas planchas metálicas que tenía en la parte superior debido al fuerte aire, que aunque no causaron heridos pusieron en duda su estabilidad.
Por otro lado, dispone de unas escaleras interiores como alternativa a los ascensores que no brillaban por su seguridad, puesto que el pasamanos daba al contacto descargas de electricidad estática.
Finalmente se clausuró en 2005 tras el famoso incendio del edificio Windsor, ya que no cumplía el reglamento de seguridad que el Ayuntamiento exigía.
Trece años duró la apertura, diez la remodelación para que se adecuara a las normas, y por fin volvió a abrir sus puertas en 2015 para que todo aquel que quiera disfrutar del faro desde dentro tenga la oportunidad de pasar un rato de lo más agradable.
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