martes, 13 de agosto de 2013

Fiestas de Madrid (La Paloma)


Las Fiestas de la Paloma (denominadas popularmente como Verbena de la Paloma) es una verbena en el barrio de La Latina (Madrid) en honor a la virgen de la Paloma. 



Es costumbre que se celebre el 15 de agosto, cerrando la «trilogía» de verbenas madrileñas tradicionales del mes de agosto. 



El eje de celebración de esta festividad popular es la calle de Toledo y las calles que desembocan en ella. 



Las celebraciones, que poseen más de doscientos años de antigüedad, tienen un componente religioso cuyo momento álgido es la procesión que sale de Iglesia de la Paloma. 



Las verbenas se celebran en las calles cercanas al eje de la calle de Toledo y la popularidad desde finales del siglo XIX hizo que se hiciera una zarzuelita. 



 La adoración por una imagen de la virgen (inicialmente denominada Virgen de la Soledad por la expresión de su rostro) representada en un cuadro de soporte de madera y de autor anónimo comienza cuando unas monjas de Santa Juana lo descubren en un corralón en 1787. 



Isabel Tintero, una vecina del barrio que vivía en la calle de la paloma, compró a las monjas el cuadro y lo expuso en el portal de su casa durante algún tiempo. 



La popularidad de la imagen fue creciendo y atraía a numerosos madrileños. El cambio de la denominación popular de Virgen de la Soledad a Virgen de la Paloma se produjo por ubicarse en la calle de la paloma (su lugar de veneración inicial). 



El traslado de la imagen a la parroquia de la Paloma, conocida oficialmente desde 1891 como parroquia de San Pedro el Real, fue el inicio de las procesiones celebradas a mediados de agosto en solemnidad de la Asunción de Nuestra Señora. 



Los festejos ya existieron en vida de Isabel Tintero, entre 1796 al 1802, aunque sin celebrarse todavía la procesión. 



Los inicios de la festividad se remontan al año 1797 en que los vecinos del barrio de la Fuentecilla celebraron la asunción de la virgen. 



La celebración en sus inicios se centraba en el canto de la Salve en las vísperas del día 15 de agosto y la misa solemne del día siguiente.



La verbena comienza a mostrar procesión a mediados del siglo XX.



La festividad poco a poco pasó de lo religioso a lo popular. 



La verbena poco a poco fue cobrando importancia frente a la festividad religiosa hasta el comienzo de la Guerra Civil. 



La fiesta comenzó a decaer a lo largo de la década de los sesenta debido a la aparición del fenómeno de las vacaciones. 



Durante este mes la población madrileña mayoritariamente abandonaba la ciudad en busca de destinos turísticos. 



En los años ochenta volvió a resurgir. 



Es costumbre desde comienzos del siglo XX que los bomberos saquen un lienzo con una representación de la Virgen extendida sobre la fachada de los parqués de la zona y lo paseen posteriormente por las calles del barrio en una especie de procesión.



Esta costumbre se fundamenta en la asignación de la Virgen de la Paloma como patrona de los bomberos madrileños. 



La celebración desde finales del siglo XX se encadenan y solapan con las de Cayetano (7 de agosto) y las de San Lorenzo (10 de agosto). 



De esta forma los programas comienzan anunciándose conjuntamente en pregón oficial desde la Plaza de Cascorro. 



En todas ellas se celebran concursos de mantones de Manila, decoración de balcones, bailes (generalmente chotis), degustaciones de productos típicos de Madrid. 



Algunas de las celebraciones populares de la fiesta de la Paloma se centran en la plaza de la Paja, plaza de la Cebada, puerta de Moros y prolongándose por la carrera de San Francisco alcanza las cercanías de la basílica de San Francisco extiendendose a los jardines de Las Vistillas. 



Las corralas de la calle de la Paloma se decoran con luces y guirnaldas. 



Por la mañana se ofrece una ofrenda floral a la virgen, que se realiza justo en la fachada de la iglesia. 



La fiesta cierra el propio día 15 de agosto con una procesión que tiene su punto de partida en la Iglesia de la Paloma y recorre el eje de la calle de Toledo hasta la plaza de la Cebada. 



Generalmente suele regresar por calles cercanas a la plaza de la Paja. 
El recorrido suele mostrar balcones engalanados con mantones, imágenes de la virgen en diferentes fachadas. 
Algunos de los asistentes suelen estar vestidos con trajes de diferentes épocas, bien sean manolos, bien goyescos.




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