El cine Ideal, oficialmente Yelmo Cines Ideal, está situado en Madrid (España), en la calle del Doctor Cortezo, en las cercanías de la Plaza de Jacinto Benavente. Pertenece a la empresa Yelmo Films, S.L. que opera con el nombre comercial de Yelmo Cines desde 1999. El Grupo Cinepolis adquirió el control de la matriz de la sociedad Yelmo Films, S.L. en julio de 2015.
Es uno de los cines más antiguos con carácter permanente de la capital española. Fue inaugurado el 10 de mayo de 1916. Sin embargo, su aspecto actual apenas recuerda el original. Se levantó en terrenos del Ministerio de Fomento, que hasta la desamortización de Mendizábal había ocupado el convento de los Trinitarios Calzados. El local, proyectado por el arquitecto José Espelius, tenía capacidad para casi tres mil espectadores. Todavía no se había inaugurado el vecino teatro Calderón, que lo haría un año más tarde, ni el teatro Fígaro, abierto en 1931.
En 1932 el Ideal se adaptó para realizar representaciones teatrales, especializándose en zarzuelas y espectáculos musicales. En las últimas décadas del siglo XX fue derivando hacia la ruina. Intentó recuperar el público especializándose en el género de terror.
En 1990 fue adquirido por la empresa Yelmo Cines, la cual lo reformó totalmente para transformarlo en un complejo de ocho minisalas (más una novena abierta en 1996), especializado en la versión original.
Conserva unas hermosas vidrieras, restauradas en 2002, atribuidas a la factoría de Maumejean. Se trata de una alegoría del cine, en forma de una persona misteriosa que apoya su cara en un proyector encendido, flanqueada por pavos reales y guirnaldas.
Cada vez que paso a su vera, noto como el Cine Ideal me regala una mirada de complicidad, buscando un apoyo que ya pocos le brindan. Acurrucado en la Calle del Doctor Cortezo este simpático edificio ha visto pasar modas y épocas casi sin inmutarse. Hoy merece que le hagamos un poquito más de caso. Cumple 98 años.
“Desde hoy cuentan los aficionados al cinematógrafo con un nuevo salón, que mejor pudiera titularse palacio, que álzase majestuoso y arrogante, en los antiguos terrenos del Ministerio de Fomento, calle de Atocha…”. Así comenzaba la noticia del ABC publicada el 13 de mayo de 1916 en el que se anunciaba a bombo y platillo la apertura de estos cines, uno de los primeros con carácter permanente que hubo en la ciudad.
El enorme edificio del que hablan aquellas crónicas, con capacidad para 3.000 personas, parece haber menguado en tamaño, como esa persona mayor que se va encorvando con el paso de las hojas del calendario. Hoy lo vemos como un edificio simpático y amable, que ya no llama tanto la atención como antaño pero que mantiene intacta una personalidad intachable.
Este cine se levantó sobre un solar que en su día habían pertenecido al Convento de los Trinitarios Descalzos, hasta la desamortización de Mendizábal. Con el paso del tiempo se aprobó el proyecto de José Espelius para construir uno de los recintos más modernos de Madrid y el resultado fue el Cine Ideal, un lugar con guiños modernistas y en el que destaca, sobre manera, un elemento….
Hablo de sus impresionantes vidrieras, un elemento que le da al conjunto arquitectónico una fuerza y un carácter único. Atribuidas a la factoría Maumejean (empresa que hoy en día sigue activa) en estas vidrieras, restauradas en 2002, observamos una alegoría del cine. En el espacio central vemos una chica con el rostro apoyado sobre un proyector encendido mientras que a sus dos lados la flanquean dos pavos reales.
Es curioso ya que este edificio pasa prácticamente desapercibido durante el día pero cuando los rayos del sol empiezan a escasear y sus neones y vidrieras se encienden pasa totalmente a primer plano. Si no conocéis estos cines os recomiendo pasar junto a ellos de noche, subiendo desde Jacinto Benavente se intuye esa explosión de color que regala su fachada. Una estampa agradable y bella, rescatada de otra época, exactamente, de hace muchos años.
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